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dilluns, 6 de febrer del 2012

6 de febrero, Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina

La Mutilación Genital Femenina (MGF) comprende, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos alteran o lesionan los órganos genitales. Más de 100 millones de niñas y mujeres han sido víctimas de esta práctica y más de tres millones están en riesgo de sufrir este procedimiento cada año. La circuncisión femenina se ve como un rito de iniciación para las niñas en algunas comunidades y se realiza con mayor frecuencia entre los cuatro y los diez años.
Heather Sipsma, de la Universidad de Yale (EEUU), es el autor principal de la investigación “Mutilación genital femenina: prácticas actuales y creencias en África occidental ”, un estudio transversal realizado en países de África occidental con los datos reunidos entre 2005-2007 en Burkina Faso, Costa de Marfil, Gambia, Ghana Guinea-Bissau, Mauritania, Nigeria, República de Níger, Sierra Leona y República Togolesa, que recoge la prevalencia y correlación de las prácticas de mutilación genital femenina y las creencias relacionadas.
Los datos mostraron que en Sierra Leona, Gambia, Burkina Faso y Mauritania, la prevalencia de MGF fue del 94%, 79%, 74% y 72%, respectivamente. Por el contrario sólo un 6% de las mujeres de Ghana y las República de Níger y Togolosa habían sido amputadas. Burkina Faso fue el único país que ha experimentado una reducción drástica en la prevalencia de MGF entre las madres (74%) y las hijas (25%). Además, sólo el 14,2% de encuestadas en dicho país afirmó que este procedimiento debería continuar practicándose. Respecto a los motivos para su práctica señalaron desde la fe en que aumenta la fertilidad o favorece la pureza hasta que eleva las oportunidades de matrimonio y previene las muertes prenatales. Estas creencias están fuertemente enraizadas en la tradición, la cultura y la religión, pero no tienen ninguna base científica, se aclara desde el estudio.
Todas las mujeres que se someten a este tipo de intervención padecen un dolor extremo (suele hacerse sin anestesia y sin las condiciones higiénicas y de esterilidad adecuadas) y pueden llegar a morir debido al excesivo sangrado. Asimismo, tienen un elevado riesgo de sufrir efectos secundarios graves como infecciones locales, formación de abscesos, tétanos, infección de la pelvis y del tracto urinario, así como SIDA o hepatitis. Y todo sin hablar de las secuelas psiquiátricas, como el síndrome de estrés postraumático.
La mutilación genital femenina, del tipo que sea, se considera una práctica dañina y una violación de los derechos humanos de las niñas y de las mujeres. Por ello, el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina se celebra cada año para sensibilizar a la ciudadanía acerca de esta práctica.
La OMS dedica este año, 2012, una atención especial a la preocupante tendencia de que sean las y los profesionales de la salud y los sistemas de salud quienes realicen la mutilación genital femenina, contribuyendo de ese modo a legitimarla y mantenerla.
Y, mirando de cara al futuro, tomando como referencia los resultados de las estrategias puestas en marcha en países como Burkina Faso, según se desprende del citado estudio, hay cuatro componentes clave para la reducción de la MGF: la educación y la conciencia de la comunidad; el uso de grupos más destacados para defender la abolición de esta práctica; el apoyo de las y los profesionales como enfermeras o curanderos tradicionales; y el cumplimiento de la legislación, por ello hay que invertir en ello.

Publicat a http://isonomia.uji.es/html2.php?file=docs/noticias/noticias_interior.html&id=1638